10 Octubre, 2019
La primera citrícola del mundo en generar energía renovable está en Tucumán
A partir del tratamiento de sus efluentes, una compañía citrícola tucumana se convirtió en la primera del mundo en generar energía renovable.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que las aguas residuales son una fuente asequible y sostenible de agua, energía, nutrientes y otros materiales recuperables, y que las tecnologías de vanguardia presentan importantes oportunidades de economía circular para ciudades y asentamientos humanos.
En esta ocasión, la compañía limonera Citrusvil S.A., que implementó un sistema de tratamiento del efluente líquido que resulta de sus procesos productivos a partir de la tecnología de Fluence, compañía líder en el tratamiento descentralizado de aguas, efluentes y reúso.
Dicha tecnología permite tratar el biogás generado con los efluentes, y abastecer así a dos cogenereradores eléctricos que proveen energía limpia a la empresa y a la población circundante, como hogares, empresas y espacios públicos cercanos. La potencia generada es de 3MW.
El resultado es además una significativa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y una mejora en la calidad del aire y del agua, al reemplazar las fuentes fósiles.
“Es nuestro primer proyecto en pulimento de biogás en América del Sur y el primero en energía renovable en Argentina. Además, estamos en la construcción de la primera planta de conversión de residuos industriales en energía renovable con un reactor anaeróbico que generará biogás a través de la fermentación de los residuos de frigorífico. Ambos proyectos son innovadores y no hay precedentes en la región. Confiamos y apostamos en que varios proyectos similares puedan seguir el camino que Citrusvil ha empezado”, expresó Alejandro Sturniolo, VP de Marketing y Ventas de Fluence Sudamérica.
Construida a medida, la tecnología en cuestión ocupa poco espacio y es fácil de operar. Lleva a cabo una desulfuración biológica que realiza un consumo de químicos menor del 80% comparado a plantas convencionales y elimina el ácido sulfhídrico del biogás para que sea utilizado como energía renovable. Esto es aplicable a cualquier sector de la industria agropecuaria y contribuye con uno de los desafíos más importantes en Argentina, hoy dependiente en su mayoría de los hidrocarburos: lograr que el 20 % de la matriz de generación de energía eléctrica nacional provenga de energías renovables para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, meta plasmada en la Ley n.° 27191.