21 Julio, 2017
A diez años de la muerte del Negro Fontanarrosa
Se cumplen diez años de la muerte de Roberto "El Negro" Fontanarrosa, dibujante y escritor genial que con palabras simples y directas logró llegar al corazón de todos. "Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas", dijo alguna vez Inodoro Pereyra, uno de sus personajes más recordados.

Por Leandro Vesco
“Sólo dos veces mi mujer me despertó antes de las diez de la mañana: una fue cuando me dijo: “invadieron las Malvinas”. Y la otra: “Diego firmó para Newell’s”. Dos catástrofes.” La anécdota pinta de cuerpo entero a uno de los personajes más queridos de la cultura argentina, rosarino hasta la médula y dueño de una sensibilidad popular sólo comparable a la que tuvo Soriano, a diez años de la muerte de Roberto Fontanarrosa es recordado por uno de sus mejores amigos, el también dibujante Alberto Mirtuono: “Era un negro por fuera y por dentro, pocas veces conocí a un personaje tan auténtico. Desde chico tenía una nobleza extraordinaria y un talento sin par”
Fontanarrosa nació en Rosario el 26 de noviembre de 1944, desde chico tuvo una enorme facilidad para el dibujo y también para la escritura. “Era un tipo de una nobleza extraordinaria, un dibujante excepcional, auténtico y descollante”, lo recuerda Mirtuono, quien también fue su representante. El “Negro” comenzó a trabajar en 1968 en la revista rosarina “Boom” y luego en “Deporte 70“, siempre se destacó por su compromiso por el trabajo y la puntualidad de sus entregas. Fue una persona de un enorme caudal laboral. En año 1973 ya dibujaba para las revistas Hortensia y Satiricón, las más importantes del país. Desde su Rosario natal creó dos de los personajes más queridos en la historia de la caricatura argentina, el matón Boogie el Aceitoso e Inodoro Pereyra, quien junto a su fiel escudero el perro Mendieta lograron meterse en el corazón de varias generaciones, que hicieron que estos personajes tuvieran vida propia.
Son pocos los artistas que llegan a lugares tan profundos en el inconsciente colectivo. Fontanarrosa forjó su arte con palabras directas, callejeras y simples. No fue un creador que se vanagloriara de su condición de intelectual al que lo quisieran ubicar quienes pretendieron etiquetarlo. El Negro adoraba estar en su barrio, y por más que le ofrecían toda clase de comodidades, nunca lo abandonó ni a su amor por Rosario Central. La tribuna canalla siempre lo recuerda y lo ubica en una categoría de semidios. Fue tan importante e inmensa y popular su obra que Rosario no sería tal sin él.
El padre de Fontanarrosa, reconociendo el talento de su hijo, quiso ubicarlo en la agencia de Publicidad de Roberto Reyna, donde trabajaba Mirtuono. “Le dijo un día si podía hacer algo por ese chico, que no hace nada. Lo único que le gusta es el fútbol y dibujar, y ni siquiera mira a las minas”, recuerda este dibujante que fue con el tiempo uno de los mejores amigos del “Negro”: “Reyna me dice luego que iba a entrar un pibe a dibujar y si podía enseñarle algunas cosas. Yo no sabía quién era ese tal Fontanarrosa. Lo recuerdo bien: era un flaco desgarbado de silencios absolutos, de mirada profunda y poco común. Muy linda persona. Era extremadamente introvertido, tímido pero dueño de un gran talento”.