8 abril, 2011
Polo Argentino: Excelencia
El origen. La raza Polo Argentino nace a partir de una base de caballos mestizos de campo cruzados con caballos Sangre Pura de Carrera (SPC). El polo comenzó a practicarse en Argentina a fines del siglo XIX (1890 aproximadamente), por influencia de los ingleses. Los mejores caballos de polo se crían en nuestro país gracias a la dedicación y profesionalidad de los criadores, que supieron elegir las mejores sangres. Son años de cría y selección genética. El resultado: los jugadores argentinos son los mejores del mundo por ser los mejores montados.
Sangre de campeones. El mejor jugador del mundo, mal montado, no puede hacer nada. Es como si el mejor piloto de Fórmula 1 tuviera un mal auto. En ese caso sería muy difícil que pueda ganar. En el polo los caballos son más importantes que los jinetes. Fina Pepa, la yegua con la que Gonzalo Pieres (h.) convirtió el gol de oro en el Abierto de Palermo 2008, se vendió en el precio récord de 490 mil dólares. También vale recordar la compra en 800 mil dólares que pagó el tenista David Nalbandián, junto a Ernesto Gutiérrez -presidente de Aeropuertos Argentina 2000-, por el clon de “Cuartetera”, la mejor yegua de Adolfito Cambiaso.
Cómo son. Tienen aplomos correctos y proporcionados; huesos, músculos, tendones y articulaciones de máxima solidez y eficiencia. Desde arriba llama la atención su cogote largo, recto y flexible. En general les suda mucho y llevan las crines tusadas al ras. Pero lo más importante que debe tener un caballo de polo es una buena boca, para que responda a las órdenes del jinete con mucha sensibilidad. Ellos entienden el juego y no les gusta perder. Tienen carácter: cuando salen a la carrera quieren ganarle al rival y se esfuerzan al máximo en las corridas. ¡Y vaya que corren! Van a toda velocidad y tirando suave de las riendas, se clavan, como si se pisara el freno de un auto hasta el fondo.
Más info: Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo / www.poloargentino.com